jueves, diciembre 26, 2013

La Poesía (Segunda entrega)

La Poesía es libertad sin responsabilidad, afirma Eduardo Nicol, y en una primera entrega en torno a este tema, el maestro Nicol también agregaba que, por ser gratuita –es decir, superiormente libre- la poesía es innecesaria. El hombre vivió y puede vivir sin poesía, explica Nicol.

La Poesía es un producto absolutamente inútil, coincide Eugenio Montale con Eduardo Nicol, y añade que es la poesía una producción o enfermedad absolutamente endémica e incurable.

En aquélla primera entrega en torno a este tema, preguntábamos también ¿Tiene alguna función la Poesía? ¿Cuál es el fin o propósito de la Poesía?, y en esta entrega agregamos una pregunta más: ¿Por qué escribir o leer Poesía?

A la gran mayoría le aburre escuchar a los poetas leyendo sus versos, incluso se atreven a afirmar que la poesía es una pérdida de tiempo, y es aquí que replanteo la pregunta que alguna vez hiciera el maestro Montale: ¿Podrá sobrevivir la poesía en el universo de las comunicaciones masivas? 
Tan fuerte es la palabra construida bajo la arquitectura y el sonido de un poema, de la Poesía misma, que ésta ha logrado sobrevivir a guerras, al nacimiento y avance de la tecnología, de las telecomunicaciones; al aumento y fortalecimiento de la insensibilidad y la indiferencia del hombre, a la intensificación de la violencia y la crueldad que, día a día –de manera por demás descarada- asoma con mayor frecuencia y de manera alarmante en sociedades enteras.

Sí, la Poesía sobrevivirá a pesar, incluso, de malos poetas y charlatanes abusivos de la palabra pues, como también afirmara Montale “el incendio de la Biblioteca de Alejandría destruyó tres cuartas partes de la literatura griega. Hoy, ni siquiera un incendio universal podría acabar con la torrencial producción poética  de nuestros días. Pero se trata precisamente de producción, es decir de manufacturas sujetas a las leyes del gusto y de la moda.”

Montale afirma que la Poesía es un arte que se sirve de palabras, y las palabras no pueden prescindir de un color histórico y de una resonancia que cambian con gran rapidez. Por eso la poesía, mucho más que las otras artes, parece condenada a envejecer y al envejecer sobrevive si se presta a diversas reconstrucciones e interpretaciones. Las artes poseen mayores objetivos, de alguna manera son más resistentes al tiempo. Por eso, el alto y oscuro destino de la poesía parece ser el de inclinarse cada vez más hacia la condición de arte.

Es así que la palabra es la base de la poesía y, como ser vivo, la poesía –como la palabra- evoluciona. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la Poesía es una de las formas que presentan las palabras para mostrarnos su fuerza. Sí, la palabra es, sin duda, poderosa, y no me refiero con esto a que piense usted en cuestiones de leyes de atracción o en esos programas de piense positivo con la fuerza de sus palabras, no; más bien me refiero a que cada grafía que forma cada una de las palabras con las que nos comunicamos, con las que expresamos nuestros sentimientos, nuestra forma de pensar, incluso nuestra creación contiene en sí la fortaleza que la hace vibrar y que le permite existir más allá, incluso, del tiempo. Ya hacíamos referencia, líneas más arriba, de la fuerza de la palabra, leamos: Tan fuerte es la palabra construida bajo la arquitectura y el sonido de un poema, de la Poesía misma, que ésta ha logrado sobrevivir a guerras, al nacimiento y avance de la tecnología, de las telecomunicaciones; al aumento y fortalecimiento de la insensibilidad y la indiferencia del hombre…


(Continuará) 

martes, octubre 22, 2013

Presentación de mi novela "Caban. El reclamo de los dioses" en la Feria Internacional del Libro Monterrey: todo un éxito


Todo un éxito la presentación de mi novela Caban. El reclamo de los dioses en la Feria Internacional del Libro Monterrey 2013. La presentación estuvo a cargo de los escritores Anna Kullick y José María Mendiola y quien esto escribe. En Monterrey ya pueden adquirir ejemplares de Caban y de Noctis Ediciones (editorial que dirijo junto a Jaime Garza Garza) en la librería del Fondo de Cultura Económica (Ave. San Pedro No. 222 Norte. Col. Miravalle), en la Casa del Libro UANL (Padre Mier No. 909, esquina con Vallarta. Col. Centro) y en todas las sucursales de La Ventana Librería (Sucursal Galerías Valle Oriente. Ave. Lázaro Cárdenas 1000. Local 1197-A. Col. del Mirador // Sucursal Plaza Fiesta Anáhuac. Manuel L. Barragán No. 235 Nte. Locales 1023 y 1024. Residencial Anáhuac. San Nicolás de los Garza, N.L. // Sucursal Cumbres. Hacienda Peñuelas No. 6771. Local 1159 y 1161. Residencial Cumbres // Sucursal Plaza Galerías. Ave. Insurgentes No. 2500. Col. Vista Hermosa // Sucursal Plaza Élite. Ave. Vasconcelos No. 245 Ote. Local 5. Col. del Valle, entre Río Tamanzuchale y Río Sena. San Pedro Garza García.

domingo, julio 21, 2013

La poesía: sus batallas ante el ojo humano (Primera entrega)

La poesía. Sí, poesía. Dentro de los géneros literarios, la poesía es la más desairada, la más relegada… es prima hermana de la cultura y ambas son vistas como algo no fundamental ni necesario en el hombre contemporáneo.
¿Quién lee poesía? Los niños que cursan la primaria ven los versos con espanto: poesía, ¡ay, no!, como si se tratara de brócoli o de sopa de fideos que a la gran mayoría no gustan y, lo peor, los editores ya no publican poesía “porque no vende”, porque los poetas no generan grandes ganancias a sus negocios, porque las novelas son las que tienen mayores posibilidades de vender, vender, vender; además, el trabajo de un poeta no es importante –piensan- qué de bueno se puede obtener si se publica poesía; además la gente a penas duras lee una novela.
Hablar de sensibilización también es un tema que no interesa ya a muchas personas, incluso se ha llegado a confundir los significados de sensibilización y debilidad: en la actualidad el hombre considera que ser sensible significa ser débil y, en este sentido, promover y escribir poesía difunde como meta principal el logro de la sensibilización, objetivo ya no tan primordial en el hacer cotidiano de una sociedad en la que los valores cada vez se ven más escasos. El término o concepto de sensibilización ha pasado a ser mera palabrería en los discursos de funcionarios que simulan interés por lograr una sociedad sensible ante las diversas problemáticas a las que se enfrentan.
            Pero no le demos más vueltas al asunto ni le busquemos más ruido al chicharrón. Se estará usted preguntando, señor lector, para qué sirve la poesía; qué beneficios trae leer versos y versos y completará inquiriendo: ¿Tiene alguna función la poesía? ¿Cuál es el fin o propósito de la poesía?
            Afirma Eduardo Nicol que la poesía es libertad sin responsabilidad, es la única forma del verbo –añade- que goza de este privilegio. “Por ser gratuita, es decir, superiormente libre, la poesía es innecesaria: nada externo determina su aparición y su continuidad… El hombre vivió y puede vivir sin poesía”, explica el maestro Nicol. Y es que el hombre está acostumbrado a cuestionar el origen de todo y, no conforme con cuestionar, para él es necesario palpar, sentir, ver; especialmente todo aquello que no posee apariencia física. En este sentido, Renato Prada Oropeza (para hablar de esto aplicado a la literatura y la sociedad)  toma como referencia los Manuscritos de 1844, de Marx, en donde el filósofo afirma que el ojo se ha convertido en ojo humano cuando su objeto se ha convertido en objeto social, humano, creado por el hombre y destinado al hombre.
            “Es evidente que el ojo humano aprecia las cosas de una manera diferente que el ojo vulgar, no humano… Como hemos visto, es sólo cuando el objeto se convierte en objeto humano o humanidad objetiva, cuando el hombre no se pierde en él. Esto es sólo posible cuando el objeto se convierte en objeto social y cuando él mismo se convierte en ser social y la sociedad se convierte en ser, para él en este objeto”.
            Y es que a partir de la afirmación de Marx podemos pensar que la poesía (como objeto social), encaminada hacia la sensibilidad humana y el carácter humano de los sentidos, puede existir a través de la naturaleza humanizada pero, ¿puede ese ser humano sensibilizarse? ¿Puede su naturaleza abandonar el avanzado grado de crueldad en el que se ha visto involucrado en los últimos tiempos? ¿Es la poesía necesaria para esta tarea? En la vida humana –afirma Eduardo Nicol- lo que no tiene un para qué no tiene sentido. Nos negamos a admitir que la poesía carezca de una razón de ser: que sea literalmente injustificable.
            Alcanzamos la poesía cuando la gozamos, afirma el maestro Nicol; es entonces cuando la luz del entendimiento nos atrapa y nos conduce al goce estético, a la perplejidad. La fuente primordial de la poesía es el amor: “lo que tiene gracia es lo que se da por amor”. La suficiencia de la poesía consiste en que el acto de dar constituye su propio fin, añade Nicol. El amor es la razón suficiente del ser de la poesía.
            “Necesitamos la verdad de la poesía. Necesitamos la verdad de toda cosa. Así como el poeta descubre, o mejor dicho inventa, la palabra bella, el filósofo inventa la palabra verdadera... El poder de la poesía se halla en su historia, la poesía no se repite nunca”.
            Si tomamos en cuenta que el amor alimenta a la poesía y que ella además necesita de la verdad y de la palabra para vivir, podremos concluir que la poesía es educar. El poeta no imita la realidad, la transforma; y a ese afán por transformar acudimos para que la sensibilización no corra riesgo de desaparecer en este mundo cada vez más cruel y apático.
Significa la poesía el poder de la palabra, el poder de la transformación, el poder del amor para sensibilizar… para salvar… los versos salvan del caos, y todavía algunos editores afirman que no publican poesía porque no se lee. Considero que más bien es urgente preparar y crear lectores de poesía; no cuestionar, no obstaculizar el nacimiento de nuevos poemarios o la llegada de nuevos poetas; más bien crear programas que fomenten el gusto por el verso. (Continuará)
A estas alturas del partido considero que ya tenemos la respuesta para aquellas dos preguntas que nos hicimos al inicio de este texto: ¿Tiene alguna función la poesía? ¿Cuál es el fin o propósito de la poesía?
Usted tiene la respuesta.



miércoles, mayo 22, 2013

Orfandad: eterna búsqueda


Apuntes en torno a Huérfanos
de Patrick Boulanger



De todos hay dos verbos que se imponen en la vida del Hombre: nacer y morir.  Hasta hace poco yo había escrito: morir, verbo que arrebata… y hace unos días, justo cuando leía Huérfanos, de Patrick Boulanger, descubrí  entre sus versos la contraparte: nacer, acta de destrucción. Y en este nacer, en este lanzarse desde la herida hacia esta otra parte, convocados a la vida y al transcurrir, poco a poco nos damos cuenta de que en realidad solos venimos a este mundo, solos transcurrimos (aun y cuando toda la vida tenemos a alguien cerca, en realidad estamos solos) y solos morimos, solos nos vamos.
Efectivamente: el hombre es un ser destinado a la soledad, destinado a cargar su orfandad desde el momento mismo en que llega a este mundo, y la mayor parte de su vida, durante su transcurrir, se la pasa buscando a Dios y buscando el refugio en esos seres que se dicen sus padres:
un bebé
grita
apesta
lleva a la horca a mis padres
a mis falsos padres

a veces
cuando me olvidan
me acerco al centro del mundo
dejo un beso
en su suave cráneo como manzana
y muerdo (p.31)


… pero en realidad es un ser destinado a sentirse solo, a permanecer solo, a transcurrir solo; y esta soledad es, de alguna manera, consecuencia de la orfandad a la que ha sido destinado. La orfandad pesa tanto como la historia misma que carga, porque sí, la orfandad ha estado presente desde el inicio de los tiempos, desde el momento en que el Hombre fue lanzado del Edén; desde el momento en que el ir y venir del hombre estuvo marcado por el abandono de un Dios que por primera vez declararía muerto Hegel y que Nietzsche terminaría de darle el tiro de gracia.
            Huérfanos somos todos, seres en constante búsqueda, insatisfechos… siempre inmersos en el abandono; incluso huérfanos de nosotros mismos porque a menudo nos traicionamos, muy seguido quebrantamos nuestra palabra, casi siempre nos dejamos solos… nos fallamos. Y dentro de la orfandad hablar también de formas y  niveles: cuando uno se vuelve huérfano de sus hijos – señala Patrick- los glaciares despiertan / el planeta se parte en sus capas / se ven minas en las nubes/ y colmillos/ en la boca de los recién nacidos

cuando llega el turno de la mujer de preparar su equipaje
cuando ella se deja envolver en la brisa
algunas se ponen a bailar
como arterias abiertas

Patrick habla también de la ausencia, y es que qué son las ausencias sino pequeñas rebanadas de orfandad; y dentro de esta ausencia, dentro de esta orfandad, todos portamos un número que nos identifica de todas las demás orfandades –porque ya dijimos que son las orfandades distintas en su forma y en su historia-:

niño número 214
diseñado en Canadá
fabricado en Bangladesh

lávese a máquina
utilice un cloruro decolorante
séquese a marometas

si no está por completo satisfecho
regrese el producto en su estado original (p.55)

La orfandad es como una muñeca rusa, en su interior se encuentran otras muñecas, algunas ya las hemos descubierto: la soledad, la ausencia… también están los recuerdos de lo que fue y ya no es y, por ende, la memoria – desde mi punto de vista - la más cruel de todas. Es la memoria una muñeca que nos lanza sus dardos en formas de recuerdos; son los recuerdos la ponzoña que se alimenta de nuestra voluntad y es a esa voluntad a la que en cada momento le da la gana recordarnos que aún y con tanta rutina, con tantos proyectos, con tantas cosas materiales no dejamos de ser huérfanos, no dejamos de ser seres señalados por el destino, por el dedo de Dios… incluso por la voluntad de Dios.

¿Quiénes somos? ¿Qué signo de interrogación arropa nuestro nombre? ¿Cuántos rostros inacabados poseemos?:

porque hoy no es un refugio
porque mañana podría ser el ariete
contra todas las puertas cerradas
me presento

soy este hombre de rostro inacabado (p.67)

Y de las ausencias y recuerdos saltamos directo a la muerte, ese verbo tan molesto que nos obliga a la orfandad de padres, de hijos, de hermanos… de  nosotros… de Dios. La muerte: verbo que arrebata, verbo difícil:

desembarazarse de sus muertos no es cosa fácil

aún si es necesario un lomo de madera
y una cabeza de acero
la mejor elección sigue siendo la tierra
porque un cadáver
flota en la conciencia
toma un tiempo insensato en consumirse

y yo que pensaba
que la muerte de los demás
no era más que una pequeña molestia (p.81)

Sea, pues, Huérfanos de Patrick Boulanger el libro que, a través del verso, nos guíe por este mundo repleto de abandono, de memoria y de ausencias.

Así sea.

Huérfanos. Patrick Boulanger. C&F Ediciones. Colección Rama del Paraíso. Traducción de Gabriel Martín. Guadalajara, Jalisco, México. 2013.

lunes, febrero 04, 2013

Con el agua al cuello / Petros Márkaris


"Leo la voz por segunda vez y me doy cuenta de que el delincuente que quiere vengarse de los bancos y el Estado griego corresponde a la segunda acepción. Tanto él como Grecia se acostaron sin deuda y amanecieron con ella, y corren, por lo tanto, la misma suerte.

El delincuente, que considera que contrajo con el banco "un crédito indigno y amargoso", ahora tiene sed de venganza. Pero este sentimiento lo comparte toda Grecia: ha contraído un "crédito indigno y amargoso" con el FMI y la Unión Europea. Por eso ahora nos recortan los sueldos y los incentivos y desbaratan nuestro sistema sanitario. El delincuente y el país entero están con "el agua al cuello...".


Esta última línea es la que da título a uno de los casos que el detective Kostas Jaritos tiene que resolver en una Grecia consternada por la severa crisis ocasionada por los bancos y el endeudamiento que el mismo gobierno ha generado, perjudicando así al pueblo griego que se ha visto afectado en la disminución de sus prestaciones sociales, recortes de presupuesto en 
dependencias, despido y cierre de negocios.


Petros Márkaris publica Con el agua al cuello (colección Andanzas de Tusquets Editores), una novela que inicia con el homicidio de un acaudalado banquero y, durante las investigaciones que lleva a cabo el detective griego Kostas Jaritos, el lector hace todo un recorrido por la grave situación económica que en la actualidad aqueja a su país: el sentir de los griegos, la angustia, la desolación y, por qué no, la abulia y la desesperanza.



Al leer esta entrega de Márkaris, uno se percata de que la trama puede plasmar una situación que en la actualidad no sólo aqueja a un país en específico sino que, por desgracia, enfrentan la gran mayoría de los sistemas económicos mundiales: el abuso y enriquecimiento de los banqueros y la indiferencia ante las necesidades de los más desprotegidos. Por si fuera poco, Petros Márkaris habla también de ese gran problema que se ha venido generalizando a través de los años: la inmigración. Grecia se enfrenta no solamente a una crisis tremenda sino, también, a la llegada de inmigrantes que buscan -paradójicamente- en ese país la posibilidad de una vida mejor.


Márkaris retrata en Con el agua al cuello la salida a las calles por parte de los ciudadanos griegos para quejarse y el comienzo de una campaña que alguien, desde el anonimato, ha emprendido contra los bancos, animando a los ciudadanos a boicotear a las entidades financieras no pagando sus deudas e hipotecas.

A Jaritos se le complica la situación pues al jefe de la Brigada Antiterrorista se le mete en la cabeza que el homicidio que investiga Kostas es resultado de un acto terrorista, obstaculizando con ello la investigación que se ha iniciado.

Con el agua al cuello es una novela que retrata la gran problemática por la que atraviesa el mundo entero, problemas financieros y derrumbes de economías internacionales; es un registro de lo que debe enfrentar todo ciudadano contemporáneo en cualquier ciudad... Grecia sólo es el punto de inicio.


miércoles, enero 16, 2013

Zona light



Un gran trozo de carne, miradas ausentes y rostros distantes, diversos aromas y terribles humores. Todos los ruidos y todos los silencios en medio del Periférico. Lágrimas entre vagones y esperas interminables, una pareja que discute sobre Avenida Universidad, un hombre que deambula por Insurgentes arrojando su hedor enrareciendo el aire light de la zona.

La ciudad es una mujer de largos cabellos motorizados, una puta que paciente espera a que alguno se despida de ella entre los vagones de un metro que vomita carne todos los días; y en cada vagón se marcha algo de quienes desesperados le esperan, seres malditos por el tiempo que escurren por las manecillas de un reloj que nunca se detiene.


Decapitados, suicidas, locos e indigentes, mujeres en busca de una migaja de amor, secuestradores que planean el siguiente golpe; políticos y su eterno bla bla bla, el narcotráfico que crece y el pan en la mesa de los pobres que escasea. Las telenovelas y su eterno cuento de la sirvienta que se casa con el dueño rico de la mansión y las chachas del Pedregal soñando que algún día, algún día (sopas), que algún día se verán como Bárbara Mori o como Thalía y el resto tan sólo tan solo que busca a alguien en internet para matar el rato, para cibersexo, para mostrarse desnudo, para sentirse cerca aun estando lejos.


La gente sueña pensando que el sueño algún día dejará de ser sueño para transformarse en una realidad que ya no es realidad en estos días, más bien es una especie de burla, una especie de farsa que obliga a todo mundo a representarla, una realidad que tal vez es un mal sueño y de ese mal sueño nadie, absolutamente nadie despertará, porque este mal sueño es toda una realidad y esta realidad es un mal sueño, aunque alguien diga por ahí que la vida es sueño. ¿Será acaso que esto es un sueño y pensamos que es la realidad y vivimos esta realidad buscando alcanzar algún sueño?


Alguien me dijo hace poco que esta vida ya la había yo vivido antes y que estaba de vuelta porque tenía que evitar los errores que había cometido en mi otra vida, o sea que esta vida y mis vidas anteriores han sido todo un pinche fiasco y me niego rotundamente a pensar, aceptar y/o considerar siquiera que no he dejado de ser una pendeja y que en todas mis vidas he sido la misma idiota que comete los mismos pinches errores y entonces me pregunto cuántas vidas me faltan para dejar de ser una imbécil.


Esta es mi realidad, una realidad en la que de nuevo busco el sueño porque el insomnio de nuevo es el pan nuestro de cada día, una vida que transcurre en una ciudad como tantas en el mundo, repleta de gente pobre que cada día aumenta en número y que los políticos buscan la manera de exterminar. Esta vida ya no es una vida normal, es una vida light, una vida para uno cuantos, para ésos que pueden pagar, pagar, pagar y el resto, así de jodidos que estamos, pues no encajamos en la forma light que tiene esta vida hecha para niños light, ésos que se pueden tomar la vida más a la ligera, que viajan en camionetas chingonas y no les falta el pan, ésos que escuchan reguetón y ven las relaciones en pareja como la oportunidad de coger, coger, coger, hasta el cansancio y utilizan todo tipo de pomaditas y pastillas para durar y durar más, porque para ellos esta vida light que se les regala es eso, sólo una cogida más que se debe disfrutar pues para eso están los condones, ¿qué no?, para eso está el aborto legalizado, para eso está la libertad que ya no es libertad sino un libertinaje light que se debe aprovechar al máximo.


Libertad, coger, aborto, narcotráfico, decapitados; muertos por aquí, muertos por allá, secuestros; personas que de pronto desaparecen del mapa, frialdad, frialdad, insensibilidad, frialdad, insensibilidad, pobres, más pobres, un chingo de pobres; la gasolina que sube, sube, sube y el huevo hasta los huevos, la tortilla, el pan… el PAN… Santa Madre de Dios… ¿Dios? ¿Quién es ese señor? Dios, Dios, Dios… Si vieras cuánta gente muere de hambre, cuánta miseria hay en el mundo, cuántos niños sufren, ¿seguirías siendo Dios? Mientras los pobres buscan resignación y fortaleza en las iglesias, no sólo de los domingos a las doce, los santos sólo les observan silentes desde los nichos llenos de veladoras y de incienso porque ojos tienen pero no ven, oídos tienen pero no oyen, boca tienen pero no hablan… y si hablaran, ¿qué sería lo primero que dirían?


Esta es la ciudad en donde vivo, con su tráfico sobre Avenida San Antonio que mienta madres porque no se avanza, con el metrobús hasta la madre transportando a toda esa gente que regresa del trabajo con las ganas quebradas y con la soledad a cuestas, con el metro lleno de personas que se arriman los sexos buscando sentir, sentir, porque eso, señores, hace mucho, mucho tiempo que dejamos de hacerlo.  ®

jueves, enero 10, 2013

Del amor al materialismo: en la orilla del desencanto (Segunda entrega)



“… Las diferencias no son muchas entre palabras que a veces son de colores, y los colores que no consiguen resistir al deseo de querer ser palabras. Así pasa mi tiempo, con el tiempo de los otros y el tiempo que a los otros inventó… ¿Qué es el tiempo para quien en este exacto momento muere, sin haber sabido, por el saber del entendimiento, dónde nació?
José Saramago

Dolor, tiempo… ¿En qué preciso momento nos damos cuenta de que llevamos, desde que abrimos los ojos al tiempo, el dolor al pecho como azagaya de por vida? ¿Tiene el tiempo dolor? O mejor aún, ¿cuánto tiempo necesita el dolor para devorarnos, para desmembrarnos?
“Somos tan sólo sueño de tinta”, pero quién nos sueña, quién, de manera cruel y abierta se atreve a tatuarnos el dolor según el paso de los minutos; quién nos condena a la hora perpetuamente cíclica.
Entre la tinta y el acrílico –e incluso, en la fotografía- se encuentra la pócima secreta. El paso del pincel en el lienzo o de la pluma y/o la imagen en el papel es fiel registro del dolor de ver transcurrir los días de mano de la poesía. Poesía y pintura son, como diría Octavio Paz, hermanas inseparables, no podemos concebirlas una sin la otra pues “la luz y el verbo se hacen poro, // el poro se hace aguja, // camina el agua puros camposantos”.  Y a partir de esta luz y ese verbo es que el hombre busca entender el porqué del caos, de la confusión y del dolor que a todos nos revienta por la mañana cuando de nuevo abrimos los ojos a la rutina, a la soledad, al abandono.
Lamentable aceptar de antemano que la vida no es sino el lobby del gran cementerio que a todos nos aguarda al final. Vivimos… vivir… Qué sentido tiene cuando descubrimos que somos la repetición de los actos que se reflejan en un espejo de sombras, que somos el sueño de algún otro y que huimos por un laberinto del que nos es imposible escapar; un laberinto interior, personal, que nos dificulta ocultar detrás de una sonrisa la fatiga de cargar con ese dolor que cotidiano nos roba hasta la voluntad.
“El mundo es un dibujo sobre el agua”. Nuestro mundo colorea su confusión con la nulidad del color. No somos sino una mancha negra, cada quien, cada uno, intentando dispersar lo más que se pueda la angustia de la vida. “Exprimimos el tiempo como otros exprimen un lai-chi sobre la piel sonámbula del labio. Y arrojan la semilla para que crezca tras de sí un árbol de relojes y alfabetos”, porque además de mancha, número y palabra llenan nuestro mundo.
Soledad y confusión. Buscamos aferrarnos a algo e ignorar nuestra debilidad, desconocer que vivimos en abandono. Richard Tarnas, en su libro Cosmos y Psique: indicios para una nueva visión del mundo, comenta que la historia humana y la evolución de la conciencia humana son un relato predominantemente problemático, e incluso trágico, de la gradual pero radical caída y separación de la humanidad respecto de un estado original de unidad con la naturaleza y una integradora dimensión espiritual del ser.
De esta manera, y bajo estas circunstancias, es evidente que el Hombre vive un empobrecimiento progresivo de su vida y de su espíritu, y atraviesa por una lamentable fragmentación que le orilla inevitablemente a la decepción existencial… al desencanto.
Llegados a este punto la pregunta obligada es: ¿Habrá, en un futuro inmediato, alguna posibilidad de reconciliación entre el Ser y el Mundo que habita? ¿Cuál es el estatus de la permanencia del Hombre en un mundo en el que, incluso, ha violentado las leyes de la naturaleza?
En su condición primordial – añade Tarnas – la humanidad había poseído un conocimiento instintivo de la profunda unidad e interconexión sagrada del mundo, pero bajo la influencia de la mentalidad occidental, sobre todo en su expresión moderna, el curso de la historia produjo una profunda escisión entre la humanidad y la naturaleza, así como una desacralización del mundo.
“Este desarrollo coincidió con una creciente explotación destructiva de la naturaleza, la devastación de las culturas tradicionales indígenas, la pérdida de fe en las realidades espirituales y un estado cada vez más desdichado del alma humana que se siente cada vez más aislada, superficial e irrealizada”, añade Tarnas.
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