jueves, junio 14, 2007

De Mixcoac a Tacubaya y de Tacubaya a Cuauhtémoc

A Chatito (Pablo) y Nene (Samuel)
Mis compañeros de batalla...


clap clap
clap clap clap clap
clap clap clap clap clap
clap clap clap clap clap clap
...
Anda chatito, Nene no corras
denme la manita...
...
clap clap clap clap
clap clap clap clap clap
clap clap clap clap clap clap
...
Mami, ¿te digo una cosa?
¿Qué pasa chatito?
Ya me aburrí...
ya vamos a llegar al kinder, tranquilo...
...
clap clap clap clap
clap clap clap clap clap...

Y todo mundo con la vista clavada hacia un punto de la nada, esparcidos en los pasillos que conectan la línea naranja con la rosa en este metro del Distrito Federal, que oculta tantas historias y que muestra otras de manera cruel y deshumanizada.
Los periódicos gritan ejecuciones, dudas en torno a la selección y marchas en las principales avenidas de esta gran ciudad. Todos vamos detrás de algo que no logramos alcanzar.
Corremos.
Aquí en el DF no se camina, se corre, se vive aprisa y el calendario se le escurre a uno por el cuerpo hasta dejarlo todo arrugado, con los ojos siempre en ese punto fijo que nos llama y que se nos escapa cuando a punto estamos de alcanzarlo.
En esta parte del metro, a las 7:30 de la mañana, sólo se escucha el clap clap clap de las pisadas de todos. Es el quejido de nuestros zapatos que, acostumbrados al rutinario ir y venir, gritan en pasillos, escaleras eléctricas y al abordar el vagón del metro, breve espacio de un descanso añorado por zapatos y transeúntes. Si alguno de ustedes ha escuchado LINKS de Ramstein, pueden comparar el clap clap de estos pasos desmañanados de las estaciones del metro, con las que en esa rola se escuchan.

clap clap clap
clap clap clap clap
clap clap clap clap clap
...
Chatito, nene, apúrenle... Ahí viene el metro...