La poesía. Sí, poesía. Dentro de los géneros literarios,
la poesía es la más desairada, la más relegada… es prima hermana de la cultura
y ambas son vistas como algo no fundamental ni necesario en el hombre
contemporáneo.
¿Quién lee poesía? Los niños que cursan la primaria ven
los versos con espanto: poesía, ¡ay, no!, como si se tratara de brócoli o de
sopa de fideos que a la gran mayoría no gustan y, lo peor, los editores ya no
publican poesía “porque no vende”, porque los poetas no generan grandes
ganancias a sus negocios, porque las novelas son las que tienen mayores
posibilidades de vender, vender, vender; además, el trabajo de un poeta no es
importante –piensan- qué de bueno se puede obtener si se publica poesía; además
la gente a penas duras lee una novela.
Hablar de sensibilización también es un tema que no
interesa ya a muchas personas, incluso se ha llegado a confundir los
significados de sensibilización y debilidad: en la actualidad el hombre
considera que ser sensible significa ser débil y, en este sentido, promover y
escribir poesía difunde como meta principal el logro de la sensibilización,
objetivo ya no tan primordial en el hacer cotidiano de una sociedad en la que
los valores cada vez se ven más escasos. El término o concepto de
sensibilización ha pasado a ser mera palabrería en los discursos de
funcionarios que simulan interés por lograr una sociedad sensible ante las
diversas problemáticas a las que se enfrentan.
Pero no
le demos más vueltas al asunto ni le busquemos más ruido al chicharrón. Se
estará usted preguntando, señor lector, para qué sirve la poesía; qué
beneficios trae leer versos y versos y completará inquiriendo: ¿Tiene alguna función
la poesía? ¿Cuál es el fin o propósito de la poesía?
Afirma
Eduardo Nicol que la poesía es libertad sin responsabilidad, es la única forma
del verbo –añade- que goza de este privilegio. “Por ser gratuita, es decir,
superiormente libre, la poesía es innecesaria: nada externo determina su
aparición y su continuidad… El hombre vivió y puede vivir sin poesía”, explica
el maestro Nicol. Y es que el hombre está acostumbrado a cuestionar el origen
de todo y, no conforme con cuestionar, para él es necesario palpar, sentir,
ver; especialmente todo aquello que no posee apariencia física. En este
sentido, Renato Prada Oropeza (para hablar de esto aplicado a la literatura y
la sociedad) toma como referencia los Manuscritos de 1844, de Marx, en donde
el filósofo afirma que el ojo se ha convertido en ojo humano cuando su objeto
se ha convertido en objeto social, humano, creado por el hombre y destinado al
hombre.
“Es
evidente que el ojo humano aprecia las cosas de una manera diferente que el ojo
vulgar, no humano… Como hemos visto, es sólo cuando el objeto se convierte en
objeto humano o humanidad objetiva, cuando el hombre no se pierde en él. Esto
es sólo posible cuando el objeto se convierte en objeto social y cuando él
mismo se convierte en ser social y la sociedad se convierte en ser, para él en
este objeto”.
Y es que
a partir de la afirmación de Marx podemos pensar que la poesía (como objeto
social), encaminada hacia la sensibilidad humana y el carácter humano de los
sentidos, puede existir a través de la naturaleza humanizada pero, ¿puede ese
ser humano sensibilizarse? ¿Puede su naturaleza abandonar el avanzado grado de
crueldad en el que se ha visto involucrado en los últimos tiempos? ¿Es la
poesía necesaria para esta tarea? En la vida humana –afirma Eduardo Nicol- lo
que no tiene un para qué no tiene sentido. Nos negamos a admitir que la poesía
carezca de una razón de ser: que sea literalmente injustificable.
Alcanzamos
la poesía cuando la gozamos, afirma el maestro Nicol; es entonces cuando la luz
del entendimiento nos atrapa y nos conduce al goce estético, a la perplejidad.
La fuente primordial de la poesía es el amor: “lo que tiene gracia es lo que se
da por amor”. La suficiencia de la poesía consiste en que el acto de dar
constituye su propio fin, añade Nicol. El amor es la razón suficiente del ser
de la poesía.
“Necesitamos
la verdad de la poesía. Necesitamos la verdad de toda cosa. Así como el poeta
descubre, o mejor dicho inventa, la palabra bella, el filósofo inventa la
palabra verdadera... El poder de la poesía se halla en su historia, la poesía
no se repite nunca”.
Si
tomamos en cuenta que el amor alimenta a la poesía y que ella además necesita
de la verdad y de la palabra para vivir, podremos concluir que la poesía es educar.
El poeta no imita la realidad, la transforma; y a ese afán por transformar
acudimos para que la sensibilización no corra riesgo de desaparecer en este
mundo cada vez más cruel y apático.
Significa la poesía el poder de la palabra, el poder de
la transformación, el poder del amor para sensibilizar… para salvar… los versos
salvan del caos, y todavía algunos editores afirman que no publican poesía
porque no se lee. Considero que más bien es urgente preparar y crear lectores
de poesía; no cuestionar, no obstaculizar el nacimiento de nuevos poemarios o
la llegada de nuevos poetas; más bien crear programas que fomenten el gusto por
el verso. (Continuará)
A estas alturas del partido considero que ya tenemos la
respuesta para aquellas dos preguntas que nos hicimos al inicio de este texto:
¿Tiene alguna función la poesía? ¿Cuál es el fin o propósito de la poesía?
Usted tiene la respuesta.
1 comentario:
"¿Qué es poesía? --dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú."
Gustavo Adolfo Becquer.
Poesía es la expresión neta de nuestro sentir , de nuestros pensamientos, del mundo que habitamos, del mundo que nos rodea, del mundo que nos agita y nos violenta, Poesía eres tú, soy yo, es todo.
Publicar un comentario