Este andar solitario me agobia,
tanto camino para llegar al mismo sitio
tanto cargar los años abruma.
Pies y manos en el hilo de la vida.
Lacerados escriben en este madero
que me sostiene,
imperfectos, diminutos,
buscan ocultarme en las llagas del tiempo
y dibujarme un rostro para cada día
pero sólo descubro mis huellas en el polvo
lo que fue y no es,
eso que zurce el corazón a las tardes
y lo obliga a partir en el tren de las seis,
siempre en círculo
siempre al mismo sitio.
Este andar solitario me agobia.
Este madero,
al final del hilo,
terminará por rasgar la noche.
A Graciela González
a propósito de
" Entornos"
Mixta/papel/panel de madera
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